Entre lágrimas y abrazos, el sancarlino Leo Nuñez le entregó su pelo a Delfi, la pequeña de Malargüe

La niña lucha con problemas oncológicos.

Finalmente, en el día de ayer el sancarlino Leandro Nuñez le entregó su pelo a Delfina, una pequeña de Malargüe con problemas oncológicos.

En el mes de junio, Leandro contó a El Cuco Digital que había dejado crecer su pelo por seis años, dándole mucho cuidado y amor, por eso cuando decidió cortárselo sabía que algo quería hacer con él. Luego de compartir su deseo a través de las redes sociales, el joven fue contactado por Érica Reyes, una peluquera de San Rafael que le propuso transformar su larga cabellera en una peluca para Delfina, y así fue.

Tras algunas semanas, este domingo el sancarlino se encontró con la niña y le hizo entrega de ese hermoso e importante regalo.

“La idea surgió la semana pasada; me contactó Erica Reyes, la peluquera, para que fuéramos a entregarle la peluquita. Fue un momento muy loco y muy bonito (…) Fuimos muy rápido por el tema de la pandemia; viajamos en la mañana y a la tarde ya estábamos de vuelta” comenzó relatando Leandro.

“El viaje comenzó super bien desde el momento que llegamos a Malargüe; en la entrada nos paró una chica policía y nos preguntó qué a dónde íbamos y le contamos que a la casa de Delfina, y justo era la tía, así que se conmovió mucho al igual que nosotros. Luego fuimos a la casa de la abuela de Delfi, ahí nos estaban esperando con cosas dulces, todo casero y muy rico. Nos pusimos a compartir la historia con nervios y ansias de por medio mientras Delfi dormía. Luego la mamá nos avisó que la pequeña que vive al frente se había despertado, así que nos cruzamos con Erica; fue muy bonita verla en vivo” agregó emocionado el oriundo de La Consulta.

Erica, Delfina y Leandro

Seguidamente el joven solidario expresó alegre que todo lo que se propuso en su mente salió como lo deseaba. “En mi cabeza pasaban miles de cosas; a veces pienso que mi cabeza tiene poderes porque desde hace años que llegue al río y pude conectarme con la naturaleza, y desde ahí todo lo que me propuse y en algún momento pensé se ha ido concretando del mismo modo y en ese momento fue estar viviendo lo que había pensado hace dos meses atrás”.

“Al principio Delfi, como todo niño que ve a desconocidos, no se quería acercar, hasta que el papá le dijo que no éramos doctores (…) Después, verla con mi pelo puesto me causó muchísimas emociones encontradas y hasta ahora me emociono; verla con mi pelo, verla sonreír y ver a sus papás me hizo feliz (…) Todo lo que pasó fue perfecto; se cumplió mi objetivo que era donarle el pelo a un niño y verlo sonreír. No tengo palabras de agradecimiento. Y sobre todo a sus papás que nos abrieron las puertas de su casa y nos recibieron con tanto cariño, hasta regalitos nos hicieron. Fue muy hermoso” concluyó Leandro.