Fanny no terminó la primaria pero con esfuerzo y superación llegó a jubilarse como enfermera

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Por Estefanía Tello

Lo hizo luego de haber trabajado durante años en el Hospital Tagarelli de San Carlos.

En el marco del mes de la Mujer, El Cuco Digital compartirá notas con entrevistas realizadas a mujeres destacadas del Valle de Uco, que por su trabajo, acciones solidarias, militancia, obras u algún otro motivo, han dejado su huella marcada en la historia de la región, y muchas hasta se han convertido en ejemplos de lucha y superación.

En esta oportunidad, conoceremos la historia de Amanda Fanny Valdivia (81), de Eugenio Bustos, quien a pesar de llegar hasta segundo grado de la primaria, logró jubilarse como enfermera luego de haber trabajado durante años en la guardia del Hospital Victorino Tagarelli de San Carlos.

-Fanny, ¿cuántos años tenía cuando comenzó a trabajar en el Hospital Tagarelli y qué funciones cumplía?

Tenía 26 años. Comencé en el año 1965 haciendo de enfermera, mucama, lavandera, cocinera, de todo. Había poco personal y era una sala de primeros auxilios que tenía 12 camas; era maternidad. Con el tiempo se incorporó una sala clínica, hasta que creció tanto que se convirtió en un Hospital.

-¿Cómo es que logró ser enfermera si solo llegó hasta segundo grado de la primaria?

Las enfermeras antes nos hacíamos con la práctica. El mismo director del hospital nos iba enseñando el oficio. Yo en mi caso había estado aprendiendo enfermería por correspondencia y me iba a practicar al consultorio del doctor Cané, así que antes de ingresar tenía una base, pero no tenía la práctica o la experiencia, por lo que primero entré a trabajar como mucama y como yo algo más o menos sabía, me dijeron que en la mañana hiciera de enfermera y en la tarde hacía los planchados de la ropa blanca; me hacía 12 horas de trabajo. Así fue pasando el tiempo hasta que vinieron los gremios y nos anotaron y trabajamos 7 horas; nos sacaron el otro mediodía. Y bueno, yo ahí me quedé en enfermería, pero falleció mi esposo en el año 74 así que tuve que pedir que me pasaran a lavandería porque tenía mis hijos chicos y necesitaba tener tiempo para estar con ellos.

-Se quedó viuda muy joven, ¿eso fue un desafío?

Sí, era muy joven, tenía 34 años. Desde ese momento tuve que hacerme cargo de llevar una casa sola.

-¿Vivía cerca del Hospital cuando comenzó a trabajar?

A penas empecé a trabajar vivía lejos, cerca del medano en Casas Viejas, y me venía todos los días en bicicleta. Pero cuando me tocaba quedarme todo el día, me iba a la casa de mi mamá para no estar yendo y viniendo.

-Aparte de la distancia y de haberse quedado viuda, ¿tuvo que sortear otros obstáculos más en el trabajo?

Sí, tuve un accidente muy grande trabajando en el Hospital. Estaban haciendo pozos para los baños nuevos y yo iba con dos baldes a tender ropa y cuando pase por unos tableros se desbordó un pozo y caí adentro. Estuve bastante mal; en el Hospital me quedé internada una semana y después me trasladaron a Mendoza porque se me había fisurado el hueso de la cadera y en ese tiempo, no estaban los mismos avances de la salud como ahora. Estuve dos años sin trabajar hasta que soldó la cadera.

-Cuando recuperó la salud volvió al Hospital, ¿qué siguió haciendo?

Me mandaron a laboratorio; ahí estuve 5 años más y después pasé en la guardia de enfermería hasta que me jubilé como técnica en enfermera de la guardia.

-Eso significó un gran logró para usted, ¿no?

¡Qué te parece! Para mí fue un gran sacrificio y gran logro; a pesar de que tenía hasta segundo grado yo me esmeré mucho.  Siempre que terminaba de trabajar me quedaba aprendiendo y practicando, pedía que me enseñaran hacer todo lo que hace una enfermera; hasta aprendí a leer bien las recetas, así que me pude desenvolver bien.

Disfrutando de pasear con la familia

-¿Se acuerda la primera vez que le tocó suturar a alguien?

¡Cómo olvidarlo! Fue en un accidente muy grande que hubo en el Puente Blanco. Una señora quedó muy grave y su esposo había fallecido. Mientras la trasladaban a ella a San Rafael en la misma ambulancia fui suturándola.

-¿Qué fue lo más difícil de trabajar en el Hospital?

Al principio era todo complicado. Había que lavar la ropa blanca en un lavarropa a paleta y planchábamos con planchas comunes, sin vapor, sin nada. Nos cansábamos un montón.

-¿Y qué fue lo más lindo de su trabajo?

Todo fue lindo en cierto sentido porque a mí la gente me quería muchísimo. Gané varios premios como enfermera y mejor compañera. También me dieron una medalla. La verdad que he tenido muchas satisfacciones.

-¡Hasta que un día se jubiló! ¿Qué hizo cuando comenzó esa etapa de su vida?

Después que me jubilé empecé a viajar; salíamos con Humberto, mi segundo esposo, un sastre de Eugenio Bustos. Todos los años hacíamos dos o tres viajes; ese creo que fue uno de los premios que Dios me dio por todos los sacrificios. Estuvimos casado 14 años. Además, también empecé a colaborar con ASCAD.

-Y ahora, actualmente a sus 81 años, ¿qué hace?

Ahora disfruto de mi casita y de mi familia, que es lo más preciado que tengo, de mis dos hijos, mis 7 nietos y 3 bisnietos.

Fanny junto a la familia de su hija Liliana
Fanny junto con la familia de su hijo Luis

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