La emocionante historia de una mamá y su hijita que recorren la Argentina en una casilla rodante

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Por Estefanía Tello

Después de estar en la Patagonia, descubren Mendoza y la Ruta 40. En esta nota conoceremos más detalles sobre su viaje y los desafíos que afrontan estas “almas viajeras

Natalí León (35) y Malena León (6) son madre e hija, y también, un grandioso equipo que se anima a recorrer toda la Argentina en una casilla rodante.

Hace más de cinco meses salieron de su hogar en busca de nuevos desafíos y experiencias enriquecedoras que van guardando en sus mentes y corazones. Hasta el momento, en lo que llevan de viaje, han conocido diversos paisajes, gran parte de la cultura del país y también, han podido encontrar amigos y hasta una nueva familia.

Natalí es conocida en el ambiente artístico porque fue por mucho tiempo la presidenta del Club de Fans de Destino San Javier. En los viajes realizados con estos artistas se despertó su curiosidad por conocer un poco más de Argentina, y por ese motivo decidió hacerle una invitación a su pequeña Malena, la de salir juntas a descubrir esta parte del mundo.

El Cuco Digital entrevistó a Natalí para conocer un poco más sobre cómo surgió este viaje, los desafíos, la planificación, la educación de su hija y lo sueños que persiguen.

Natalí, primero que nada contanos quiénes son ustedes

Les vamos a contar primero que nada que estamos viviendo este sueño con los ojos abiertos. Somos madre e hija viviendo por la Argentina; yo soy Natalí León de 35 años y mi hija es Male León de 6 años. Salimos de un pueblo muy chiquito llamado La Puerta, de la localidad de Colonia Tirolessa, provincia de Córdoba, y desde ahí para el mundo.

-¿Cómo comenzó el sueño de salir a recorrer la Argentina?

Yo siempre digo que lo único que nos vamos a llevar es lo que vivimos. Sentí que esa era una forma de poder darle a mi hija y a mí misma lo mejor, y bueno, así empezó el plan. Primero fue visualizar lo que quería hacer; tenía un planisferio enorme en la habitación y esa era con la imagen que nos íbamos a dormir y con lo primero que despertábamos. Le conté a Male donde estaba Argentina y la invité a recorrer el país juntas, y aceptó.

Lo primero que decidimos fue llegar a Ushuaia, así que salimos por la Ruta Nacional 3 e hicimos toda la Costa Argentina y llegamos a destino. Luego de pasar un tiempo ahí decidimos volver por la Ruta Nacional 40 que es lo que estamos recorriendo en este momento. Estamos a la altura de Mendoza.

-¿Qué desafíos tuviste que superar para animarte a viajar con tu hija?

Los desafíos que tuve que vencer fueron muchos, pero para mi la pandemia fue expansión y posibilidad; fue el tiempo que yo utilice en trabajar en mí y en vencer miedos. En pandemia yo me recibí de coach en programación neurolingüística, que fue una herramienta que me sirvió para trabajar mis creencias limitantes. Estudié couching ontológico, soy reikista y trabajando ciertas áreas me fortalecí, y una vez atravesadas esas barreras -que le llamo yo la barrera fantasma del miedo-, del otro lado nos estaba esperando este mundo maravilloso que estamos descubriendo con Male.

-¿Cuándo salieron de casa?

Nosotras salimos de casa en vísperas de Reyes Magos, así que ya hacen 5 meses y medio que recorremos nuestro país. Ya hicimos toda la Patagonia y ahora vamos por la 40.

-¿Cómo sustentan el viaje?

Con mi familia tenemos una empresa, una fábrica de embutidos artesanales; yo hago la parte administrativa vía online. Pero también quisimos probar con vender productos en el viaje, así que trajimos todo lo que elaboramos y dulces caseros; los vendimos super bien.

Con Male hicimos un poco de todo. Lo bueno es que la gente te compra porque además que les gusta el producto, se suman al sueño, se sienten parte. Es realmente maravilloso lo que pasa.

-¿Cuántos kilómetros llevan recorriendo?

Hasta ahora vamos recorriendo 15.500 kilómetros. Haciendo esta vuelta nos vamos metiendo a todos los lugares que hemos marcado en el mapa, sobre todo los que figuran como turísticos, y a los lugares que nos mandan los lugareños a conocer.

-Hasta ahora, ¿cuál fue el lugar que más te gustó?

Llegar a Ushuaia fue la primera meta y fue muy emocionante, sobre todo cuando cruzamos la isla; también estar frente al Estrecho de Magallanes cuando nos subieron a la barcaza para cruzar sentía que estaba todo concretado, pero sin embargo, cuando menos lo esperé, en un momento agarré una curva y estaba el portal de Usuahia, creo que ese fue el momento más emocionante del viaje; entendí que había cumplido nuestro sueño, sentía que había podido llegar hasta ahí. Además, Male es una compañera de fierro porque ella se re banca todos los kilómetros, le encanta viajar, va sentadita con su cinturón disfrutando el paisaje. Otro lugar fue el Perito Moreno, a mí particularmente me emocionó muchísimo; llegamos y nos sentamos en el parque y vimos un desprendimiento tremendo, ahí me largué a llorar como una niña y ver que Male lo estaba presenciando, me parecía impensable ver esa inmensidad.

-¿Male va a la escuela o cómo estudia?

Yo la anoté en un programa de educación en casa que está fuera del sistema, porque centra la atención en el interés del niño, educa mirando el ser para describir el propio propósito. Bueno, este programa fija la atención en el niño y en sus tiempos de acuerdo a su interés, y la verdad, está dando unos resultados excelentes.

Es aprendizaje todo el viaje porque ella está aprendiendo constantemente con personas de diferentes edades y lugares; se enriquece mucho su educación.

-¿Sentís que la pandemia y el coronavirus han dificultado el viaje?

El Covid-19 no ha sido un obstáculo para hacer el recorrido que estamos haciendo; por supuesto que viajamos con todas las precauciones y cuidados que debemos. Hemos conocido lugares muy turísticos con muy poca gente o nada, solo para nosotras, y eso nos ha permitido disfrutarlo de manera diferente y estamos muy agradecidas por eso. El mundo es para nosotras, sentimos algo así.

-¿En alguna parte del viaje las han acompañado amigos?

En algunos tramos se han sumado un montón, pero no amigos que teníamos, sino que descubrimos una comunidad viajera que no sabíamos que existía y que hoy puedo decir que son familia. Hay muchos viajeros que han salidos casi en la misma época que yo de diferentes puntos del país, y nos hemos podido encontrar y compartir con ellos. Además, nos estamos cruzando constantemente en la ruta. También, tenemos un apoyo incondicional de nuestra familia que aunque no está cerca la llevo conmigo a cada lugar; su apoyo es incomparable.

-Por último, un sueño nuevo que cumplir ya que este va en proceso

La primera meta era llegar a Ushuaia y como les conté, fue glorioso y mágico con todo lo que implicó. Bueno, pero nos pasó que fuimos a hacer sellar el pasaporte porque ahí te ponen el sello del fin del mundo y cuando me sellan me pusieron medio sello, el de la parte de América del Sur y le digo, porqué medio sello, y me dijeron que el otro medio sello lo mandaron a Alaska, así que tengo el compromiso de completarlo. Y así surgió un poco el sueño de pensar a salir a recorrer América cuando abran las fronteras.

Quienes quieran seguir el recorrido de estas valientes mujeres puede hacerlo a través de su página de Instagram: @almas_viajeras_cba

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