El pasado sábado hubo cosecha y farra en lo de los Derrache-Gomez, y es que el emprendimiento de vino tuvo su comienzo de año, como les gusta llamar a esta fiesta de la cosecha que se organiza en “La Tierrita”.
Veinticinco años desde que se inició este proyecto de vino, donde la cosecha de la uva y el pisado de la misma es llevado delante por la familia y sus amigos y amigas. Esta vez, por cumplir un cuarto de siglo, el encuentro tuvo algo especial y una mística mayor.
La cosecha ya es toda una actividad, familiares, amigos, vecinos, artistas y algunos turistas (los cuales no comprenden mucho que está sucediendo), son parte de la jornada, la cual comienza con las primeras horas del día, donde todos se alistan para comenzar la cosecha. Después viene el pisado de la uva y mientras tanto el fuego se va prendiendo para compartir el típico asado de fin de cosecha. Sí, todo en un día, y lo que pasa es que la mayoría de los asistentes, no tienen como forma de vida el trabajo en la vid, pero si quieren poner en valor una tradición, la cual viene de padres y abuelos.

El asado es comunitario, el vino también, sobre todo el que la familia Derrache-Gomez te comparten. Ya para la sobre mesa empiezan a sonar las primeras guitarras y los primeros artistas, esta vez por haber llegado al cuarto de siglo, hubo un escenario por donde pasaron grandes artistas, no por ser de renombre, o tal vez si, pero grandes porque quisieron venir a compartir un momento mágico.

La tarde se va apagando y llegaran los mates y algún panificado dulce, o quizás los más osados o desprolijos continuaran tomando un traguillo y subirán al escenario. Lo cierto es que la amistad y la vendimia en La Tierrita van de la mano, esta vez el festejo fue especial, pero es una tradición que pone lo mejor de nuestra tradición en valor.


