Serán cada vez más frecuentes los incendios como los de Australia
Los aumentos récord de temperaturas, sequías prolongadas y fuertes vientos generó las condiciones para que los incendios de la temporada 2019-2020 tuviesen una escala sin precedentes.
Australia sufre regularmente temporadas de incendios
forestales. La mayor intensidad de los de esta oportunidad no era algo
inesperado (o al menos no debería haberlo sido). Ya en el 2007, el informe del
IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) que sistematiza el
conocimiento científico disponible sobre cambio climático, advertía que
Australia (y en particular el sureste de dicho país) estaba expuesta a
aumentos significativos de riesgos de incendios forestales extremos. Este
informe también nos indica que lo que está ocurriendo no se trata de un hecho
aislado. Los riesgos de este tipo de eventos extremos se van a intensificar.
En un contexto en el cual las medidas de prevención y
adaptación al cambio climático fueron claramente insuficientes o
inadecuadas, el impacto social, ambiental y económico de los incendios ha
sido enorme. Diversas fuentes señalan que ya hay más de 10 millones de
hectáreas arrasadas (el equivalente a un tercio de la provincia de Buenos
Aires), al menos 27 personas fallecidas, miles de personas desplazadas de sus
hogares (algunos analistas hablan de los primeros “refugiados climáticos
australianos”), aproximadamente mil millones de animales muertos o heridos y un
impacto económico todavía difícil de evaluar.
Ante este panorama, vale preguntarse cuál puede ser el
impacto político de los incendios en la agenda de cambio climático australiana.
El actual gobierno, y en particular su primer ministro,
Scott Morrison, han tenido una postura claramente conservadora en
relación a la agenda de cambio climático, tanto a nivel de la política
doméstica como en las negociaciones internacionales. De hecho, en la última COP
de Cambio Climático realizada en Madrid (diciembre 2019), Australia fue
uno de los países que planteó más resistencias para “aumentar el nivel de
ambición” (usando los términos de las negociaciones diplomáticas) de la acción
climática y reducir las emisiones de gases. Este posicionamiento se explica, en
parte, por el apoyo de la coalición gobernante a las industrias de los
combustibles fósiles, en particular el carbón. Recordemos que Australia es
uno de los principales países exportadores de carbón y gas natural a nivel
mundial.
Hasta ahora, la respuesta del gobierno ante la crisis de los
incendios se puede caracterizar como reactiva. La atención gubernamental
se ha focalizado en responder a la emergencia y dar algunos pasos pensando en
la reparación de los daños. Por ejemplo, ya se anunció la creación de una
agencia nacional y la asignación de fondos para tales fines. Sin embargo, la
magnitud de los incendios forestales ha dado lugar a una creciente demanda
social y política en Australia por una mayor acción ante a la problemática
climática. Habrá que observar hasta qué punto la coalición gobernante puede
mantener su posicionamiento en materia de cambio climático o la crisis de los
incendios genera una ventana de oportunidad para avanzar una agenda climática
más ambiciosa.
Fuente: TN