Un día como hoy fallecía Manuel García Ferré, creador de Anteojito, Hijitus y Larguirucho

También creó Calculín y el profesor Neurus, entre otros personajes. Tenía 83 años.
El 28 de marzo del año 2013 murió Manuel García Ferré, creador de cantidad de personajes infantiles que marcaron a varias generaciones desde la revista Anteojito y desde la pantalla del cine. El dibujante y emprendedor andaluz tenía 83 años
García Ferré nació en Almería, España, en 1929 y emigró a la Argentina a los 17 años. Estudió arquitectura, pero trabajaba en publicidad mientras se pulía como dibujante. Fue entonces cuando dio con su primer hito, Pi-Pío, una serie por cuya reedición le rogaban sus colegas en ese último homenaje. En el universo de Pi-Pío aparecieron Oaky (“¡cosha golda!”) e Hijitus (“sombrero, ¡sombreritus!”), además de otros muchos iconos.
El gran salto lo pegó cuando consiguió llevar a Hijitus a la pantalla chica. Filmó los dibujitos animados del personaje del sombrero roto a color, aunque en 1967, cuando se estrenó, la televisión aún se veía en blanco y negro. García Ferré intuía que el color llegaría pronto y prefería estar preparado. Canal 13 transmitió al personaje con capítulos estreno hasta 1974 y desde entonces, temporada por medio, los repone. Esto convirtió a sus personajes en referentes culturales inevitables de decenas de miles de argentinos. Si un niño usa lentes o aparece peinado con raya al medio, muy probablemente en algún momento de su infancia escuche que lo apodan Calculín.
El dato de haber filmado la serie original a color, aunque los televisores de la época no podían reproducirlo, dice mucho de su perspectiva creativa. Su apuesta por el color no era fanfarronería ni quijotada sin sentido. Entre los grandes méritos del dibujante estaban un agudo sentido emprendedor y una fuerte motivación por la calidad del producto final. En más de una ocasión desechó las críticas por haber invertido un millón de pesos en la producción de una película animada, de las que hizo media docena. ¿Cómo quieren competir en calidad y popularidad con las películas norteamericanas sin invertir dinero?, planteaba. Y, excepción hecha de Soledad y Larguirucho, su última producción, sus trabajos confirmaban esa regla. Manuelita, Ico, el caballito valiente y otras producciones no tenían nada que envidiar a sus pares de los grandes mercados mundiales, e incluso se las arreglaban para cosechar algún premio internacional. No en vano le decían “el Walt Disney latinoamericano”, por el enorme éxito de sus animaciones en todo el continente.
Pero García Ferré no sólo influyó a generaciones a través de su serie animada o de sus películas. Personajes como Larguirucho o Neurus pasaban con facilidad de la pantalla al papel. De hecho, tras el éxito de su aventura televisiva lanzó Anteojito, una revista educativa para chicos que estuvo vigente durante casi cuatro décadas y llegó a vender 300.000 ejemplares, hasta que la crisis de 2001 le dio los golpes finales y debió cerrar en 2002. Allí el peso de sus creaciones se diversificó. Por un lado, porque la publicación se convirtió en un clásico y no era infrecuente la pregunta: “Tus papás cuál te compran, ¿Anteojito o Billiken?” Por otro lado, porque fue cantera e inspiración para cantidad de dibujantes. No sólo los que eran niños y pasaban tardes copiando sus historietas, sino también un montón de profesionales en ciernes que recuerdan con cariño ser atendidos por García Ferré en persona y que éste les comprara alguna página para estimularlos, aunque luego no fuera a ser publicada.
Cuando se le preguntaba por qué sus creaciones habían calado tan hondo entre lectores y espectadores, García Ferré no hablaba tanto de la calidad de la obra ni del esfuerzo que insumía, sino de “valores”. Para él, cada personaje del mundo de Trulalá era una historia que transmitía valores morales a los niños que la seguían. Estaban inspirados en personas reales, aseguraba, lo que les daba carnadura, pero sobre todo planteaban un modo de ver el mundo que, por cierto, tendía a ser conservador. Esta moralina es defendida a capa y espada por una legión de admiradores incondicionales, lectores de la vieja guardia que en los circuitos de coleccionistas agregan el posfijo “itus” a sus nombres, en “homenaje al maestro” y que regañaban a los críticos de cine “sin corazón” cuando éstos criticaron las falencias del encuentro entre la animación y la cantante Soledad Pastorutti.
Entre otras producciones, García Ferré cobijó en su editorial las revistas Muy interesante y Ser padres hoy, por ejemplo, y también creó la enciclopedia El libro gordo de Petete (que, en rigor, nunca fue un libro propiamente dicho sino hasta unos años atrás, cuando V&R Editoras recopiló todo el material disponible en un tomo). Petete también llegó a la televisión, pero de la mano de una joven Gachi Ferrari primero, y con Guillermina Valdés luego, por Telefé.
García Ferré hablaba mucho acerca de la responsabilidad social del artista. Del dibujante con su lápiz, “el escultor con el pincel, el pintor con el óleo y el músico con su flauta”. Con esa idea, afirmaba: “Los ideales y la ilusión nos traen el sentido más grande”. Su sentido, esperaba, era ofrecer una “diversión educativa”. Una estatua en Balcarce y México, en pleno San Telmo, lo reconoce por ello. Y cuenta, sobre todo, con el cariño incondicional de miles de fans. En ellos, su intención pedagógica hizo escuela. Fue su más grande logro.
Fuente: Página 12
Otras efemérides
● 1936. Nace Mario Vargas Llosa en Arequipa. El escritor peruano inició su carrera con Los jefes, un volumen de cuentos publicado en 1959. Sus novelas La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en La Catedral lo posicionaron como uno de los puntales del Boom de la literatura latinoamericana de los 60. Siguieron Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo, Historia de Mayta, y un viraje político hacia la derecha neoliberal. Compitió por la presidencia de Perú en 1990 y perdió con Alberto Fujimori en el ballotage. Novelas como La Fiesta del Chivo y Travesuras de la niña mala confirman su vigencia como narrador. Obtuvo el Premio Cervantes en 1994 y el Nobel en 2010.
● 1941. Virginia Woolf se quita la vida a los 59 años. La escritora inglesa padecía trastorno bipolar y se sumergió en las aguas del río Ouse, en Sussex, con los bolsillos llenos de piedras. Dejó una nota de despedida a su esposo. Su obra incluye novelas como La señora Dalloway, Al faro, Orlando (traducida por Jorge Luis Borges) y Las olas. Además, publicó el ensayo Una habitación propia, considerado uno de los grandes textos feministas del siglo pasado. Su historia fue parte de la novela Las horas, de Michael Cunningham, llevada al cine, que toma como hilo conductor la escritura de La señora Dalloway.
● 1942. Miguel Hernández, uno de los más importantes poetas españoles del siglo XX, muere víctima de tuberculosis en una cárcel de Alicante. Estaba preso del franquismo desde el final de la Guerra Civil. Tenía 31 años y había nacido en Orihuela. Fue revalorizado años más tarde, sobre todo a partir del disco que le dedicó Joan Manuel Serrat. Su obra poética abarca, entre otros títulos, Perito en lunas, El rayo que no cesa, Viento del pueblo y Nanas de la cebolla.
● 1977. Se suicida en Madrid el compositor Waldo de los Ríos. Tenía 42 años. Uno de los renovadores del folklore en la Argentina, sobresalió con sus arreglos orquestales. Su versión del primer movimiento de la Sinfonía Nº40 de Mozart fue un éxito mundial. Hizo otros arreglos de obras clásicas. También compuso música para películas como Boquitas pintadas y ¿Quién puede matar a un niño?
● 1979. Accidente nuclear en la central de Three Mile Island, en Pensilvania. Hasta que se produjo la explosión de le central de Chernobyl, en 1986, fue el episodio más grave en una planta nuclear. Uno de los reactores sufrió una fusión parcial de núcleo. La parte superior del reactor quedó al descubierto por la alta temperatura, el vapor reaccionó con el revestimiento de zirconio de las barras de combustible, lo que produjo dióxido de zirconio e hidrógeno. El daño en el revestimiento derivó en la liberación de las pastillas de combustible en el líquido refrigerante y la formación de más hidrógeno, el cual, al liberarse, generó una pequeña explosión en el edificio de contención. La limpieza del reactor llevó catorce años. Días antes se había estrenado la película El síndrome de China, que plantea un accidente en una planta nuclear.
● 1980. El Banco Central dispone la liquidación de uno de los principales bancos privados del país: el Banco de Intercambio Regional. La quiebra del BIR, que deja unos 100 mil damnificados, es la manifestación de una fenomenal crisis financiera y el colapso del modelo de la dictadura. En los siguientes dos años se liquidan otras 71 instituciones financieras. En el medio, se devalúa el peso. Los años de predominio del capital financiero en desmedro de la producción son retratados por Fernando Ayala en su película Plata dulce, estrenada en 1982.