Por Facundo Romo
Desde hace un tiempo la profe “Vicky” Paganini viene desarrollando múltiples talleres de lectura y escritura en diferentes espacios y busca acercarles una propuesta diferente a todos los valletanos. “La creación del sentido compartida que es mucho más rica”.
Victoria Paganini es una joven docente de lengua y literatura, tellerista y una pionera en la creación de múltiples espacios en el mundo literario. Ella vive en Vista Flores, departamento de Tunuyán y desde hace tiempo que viene realizando talleres de lectura y escritura, de distintas maneras y en diferentes lugares.
“Se van a llevar una buena experiencia, se van a llevar la lectura compartida, un mirada desde un lugar que no juzga, porque muchas veces uno no se acerca porque tiene miedo a esos lugares, entonces lo que se ofrece en mis talleres es la posibilidad de compartir, de disfrutar y de un aprendizaje colectivo”, dice la tallerista.
¿De qué se trata esta movida literaria que venís desarrollando?
Tiene que ver con una propuesta de talleres de lectura y escritura creativa.
¿En qué lugares la venís desarrollando?
Estoy trabajando de manera virtual y en el Instituto Step Forwar, en La Consulta, en la calle 9 de julio y Elvira Bustos.
¿Cómo se te ocurrieron estas ideas? ¿Cómo surgen?
Surgen, en primer lugar, porque siempre me gustó la educación estética literaria; una manera de ver la literatura desde otro lugar. Y por otro lado, también como una propuesta de trabajo porque es muy difícil a veces tomar horas, entonces es como una salida laboral.
¿A qué le llamás educación estética?
La educación estética es una rama que trabaja desde pequeños el desarrollo artístico de los niños y niñas y tiene que ver con inculcarle a los chicos el arte, un método de conocimiento, entonces desde las artes visuales, desde la literatura, la música y el teatro los chicos se apropian de un discurso, de unos elementos y de unas herramientas con las que construyen después una identidad crítica frente al mundo y la sociedad que ellos habitan y puede ser transformada de esa situación, de esa realidad.
Cómo profesora de Lengua ¿creés que con la literatura que se da en la escuela basta?
No. Me parece que hay que hacer una revisión, tanto de los corpus que están establecidos y jugar con la realidad, decir bueno, está bien esto pero mostrar, ampliar la gama, la lista de los libros y permitir que los chicos la experimenten a la literatura, no solamente subrayen las respuestas de comprensión lectora como “de qué color era la remera de tal personaje en tal página”, no me sirve. Esas cosas hay que cambiarlas, hay que modificar, porque la literatura tiene una mirada muy plural, entonces en base a compartir las lecturas y a poder hablar de literatura; de un cuento tomarse los 40 minutos para desarrollar con los chicos y ver que esos mundos se pueden compartir, me parece que se puede transformar la idea del lector.
¿Qué es para vos la literatura? ¿Qué te ha dado a vos la literatura?
Es un discurso complejo, un arte… Me ha dado experiencia, un salvavidas en el medio del mar. Porque me ha dado la posibilidad de conocer otros mundos, otras historias en donde los personajes sufrían varias situaciones que a mí me ayudaban a entender el mundo, a ser más empática, a comprender lo que les sucedía, a resolver las propias. Las ficciones te dan herramientas y elementos para que vos creés un sentido que después puedas aplicar en tu vida. Y bueno, después lo que te decía de todas las emociones que suscitan a partir de una facción, esas emociones son reales…
¿Creés que la literatura es un buen inicio para la educación emocional que se está empezando a poner de moda?
Yo estoy totalmente en contra de la educación emocional, porque la educación emocional lo que quiere es domesticar las emociones y las emociones suscitan, ocurren, uno no puede racionalizar lo que va a sentir, es imposible. En cambio, la ESI, la Educación Sexual integral, sí tiene toda un parte que trabaja la dimensión de las emociones y los sentimientos como estas energías que afloran. Entonces conocer que a veces uno está como sacado, en este momento estás enojado… La educación emocional plantea otro tipo, como ser un asertivo, como ser una máquina, un poco un negocio. Plantea que esos alumnos que están en la escuela tienen que controlar sus emociones para que cuando sean obreros trabajadores no se enojen, no se entristezcan… un poco automatizar.
Si lo comparamos con lo que puede generar la literatura en niñas, niños y adolescentes ¿por dónde va la literatura?
La literatura va a construir sentido, va a construir emociones; se ha alejado a la literatura de esa parte de las emociones, entonces se la lleva en la escuela a enmarcar la secuencia narrativa, en vez decir qué te provocó, que te causó; es el encuentro, la palabra charlada, la literatura como placer. La escuela está desligada de la literatura como placer y es en donde todo el mundo dice ¿por qué fallamos en construir lectores? Y porque vos les estás dando algo que odian. Ayer me mandaron una actividad que era: desde el texto argumentativo, la canción de protesta y les hacían escribir un poema de seis versos que obligatoriamente tenía que tener las palabras barbijo, encierro, tarea y pobreza. Nada más terrible que aleje a los alumnos de la literatura.
¿La literatura de la actualidad es la misma que la de 20 0 30 años atrás?
No, cambiaron los focos, los marcos, las temáticas, los escritores. Aparte de que hay un gran bagaje de escritoras y escritores muchísimo más amplio, también cambiaron los paradigmas, las temáticas y las estructuras internas de los textos. Hoy hay muchísimas cosas que son más crudas y por lo tanto, muchas veces, llegan un poco más. Y después el lector se va construyendo también porque la lectura es un placer y eso te construye.
¿La literatura ha mutado o se ha trasladado a otros escenarios?
En ese sentido la literatura ha mutado y se ha trasladado a otros escenarios, no solamente se encuentra en libros sino que muchas veces en las redes como Instagram, los audiolibros, en Youtube… Es muy interesante lo que pasa cuando vos proponés una tarde de escritura, bajo unos pinos, con vino y una pizza, porque se multiplican los placeres, porque tiene que ver con los encuentros, con compartir, con ampliar la mirada. La creación del sentido compartida que es mucho más rica.
¿Cómo vez a la literatura dentro de 50 años?
Creo que va a seguir existiendo, creo que la literatura es infinita y va a tener distintos modelos de encararla, pero me parece que ese mundo es inacabable, más allá de que se describe a sí misma constantemente, es un mundo ilimitado de construcción de sentido que va a seguir siendo necesaria, aunque esté en otro formato.
¿Qué te genera llevarles estas propuestas a las personas?
Yo tengo como una cosa que es una ansiedad muy grande de energía, entonces cuando yo hago estas propuestas y la gente se prende a mí me da un hambre de seguir buscando para tener más para compartir. Me parece que ese placer de compartir y de llevarle textos a la gente, que los lean, que los puedan compartir y te digan que les encantó la propuesta, me dice a mí que tengo que seguir haciendo estas cosas. Muchas veces creo “dejo este taller porque ya quizás este texto está muy leído…” y me ha pasado de hacer talleres, por ejemplo el de lectura de autoras, en donde muchos textos no habían sido leídos y las miradas sobre los textos fueron muy ricas. Poder charlar sobre literatura, verse reflejada en la literatura y compartir o ver algo que el otro te hace notar en el texto, me parece que esas experiencias son muy ricas y te dejan mucha sensación de gratificación.
¿Con qué pueden encontrarse cuando se acerquen a una de estas actividades que hacés?
Se van a llevar una buena experiencia, se van a llevar la lectura compartida, un mirada desde un lugar que no juzga, porque mucha veces uno no se acerca porque tiene miedo a esos lugares, entonces lo que se ofrece en mis talleres es la posibilidad de compartir, de disfrutar y de un aprendizaje colectivo. No porque yo soy la que coordina el taller soy la que tengo el saber, sino que mis talleres son horizontales, donde todos podemos hacer circular la voz. Y bueno, se van a llevar muchas lecturas.
¿Tenés algo que se venga próximamente?
Vienen los talleres de “Lectura de autoras”, leemos autoras nada más, es el segundo que se hace, un taller sobre “Cartas de amor” que voy a dar con un profesor, Fabián Almonacid, y viene el taller virtual para niños/as con dislexia. Y “Libros andantes”, junto a Ignacio Sánchez, es una librería de textos nuevos y usados que busca ofrecer libros a todos los pobladores del Valle de Uco porque notábamos que era algo que faltaba, si bien hay muchas bibliotecas, nada se compara con tener un libro propio. Hicimos una experiencia en la plaza de Tunuyán y ahora tenemos que hacer un proyecto para nos lo aprueben y podamos tener nuestro puesto ahí.
¿Existe la posibilidad de que lo puedan ir haciendo por todos los departamentos?
Tenemos ganas de poder hacer, por eso son libros andantes. También vamos a hacer en Facebook e Instagram para publicar los libros que tenemos y poder también entregarlos.
¿Hay movida literaria en el Valle de Uco?
Hay muchos escritores y están gestándose algunos lugares. Yo estoy recién volviendo, no soy muy nueva en el Valle de Uco y como que en 5 años cambian los lugares. Hay movida, hay gente que hace y lo que me parece que hay que hacer es aunar criterios y fuerzas. Hay distintas personas haciendo un montón de cosas y hay gente muy inteligente que podría generar los espacios y las propuestas y por lo menos decir estoy para construir algo. Creo que falta un empujoncito. Por otro lado, en las escuelas artísticas hay talleres de música, artes visuales, teatro, pero no está el de literatura creativa, siendo una de los cuatro pilares del arte.
Y con respecto a lo que me comentabas sobre lo que pueden generar esos encuentros literarios, que no solamente queda en la literatura ¿Cómo sería?
A mí me parece que una sociedad que tiene educación estética es una sociedad que se transforma, porque la construcción estética transforma tu percepción del mundo. Estamos todo el tiempo limitados a un modo de actuar, el modo correcto de ver las cosas, lo políticamente correcto todo el tiempo y muchas veces no sabemos si pensamos realmente así o no nos ponemos a cuestionar qué cosas podrían ser mejores. Hay lugares en Tunuyán que etarían buenísmos para ser centros culturales ¿y vos qué hacés en los centros culturales? Y la gente se acerca, le brindás una experiencia distinta, nueva y esa experiencia con la que te vas a tu casa ha cambiado. Y esos lugares tienen que abrirse, tienen que existir, porque la gente le empieza a agarrar el gusto… Pueden transformar la mirada que tienen de la realidad y si muchas personas transforman la mirada que tienen, se puede transformar una sociedad.
¿Algo que quisieras agregar o destacar?
Sí, que para escribir no hace falta ser Borges, que para escribir hace falta tener ganas y ponerse a ejercitar y que sin miedo se pueden acercar a hablar conmigo y decirme “mirá, tengo ganas de hacer un taller de tal cosa” porque también está la posibilidad. Los espacios que no están hay que crearlos.
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