Guadalupe Navarro, psicopedagoga de Tunuyán, nos habla acerca de cómo visibilizar y actuar ante esta problemática que afecta a miles de niños y adolescentes.

A partir del año 2013, el 2 de mayo fue establecido como el Día Mundial contra el Bullying por más de 3mil asociaciones de padres y madres y diversas organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, con el objeto de concientizar sobre los riesgos del acoso escolar y los métodos para evitar la violencia en los centros educativos, y poder establecer un protocolo de actuación ante los casos de este tipo. Ese mismo año, esta iniciativa fue aprobada por la UNESCO y posteriormente reconocida por los Parlamentos español y uruguayo, y el Senado argentino.

En esta fecha El Cuco Digital habló con Guadalupe Navarro, psicopedagoga de Tunuyán, sobre cómo hacer frente a esta problemática que afecta a miles de chicos.

La importancia de visibilizar

“Hablar de acoso, hostigamiento escolar, que se ha nombrado desde hace años como Bullying es poner el foco en un problema histórico que se encuentra vinculado a diferentes formas de violencia. Por eso la importancia de intervenir porque produce dolor, afecta al autoestima, los vínculos emocionales y esta situación aparece en la escuela porque es un espacio social porque representa lo que pasa en nuestra sociedad, es un reflejo”, destacó la profesional.

Sin rótulos ni estigmatizaciones

También resaltó la importancia de no encasillar a los actores en un rol, sino hacer un tratamiento integral de todas las partes para buscarle solución al problema. “Muchas veces se habla de víctima y agresores u hostigadores, pero debemos tener mucho cuidado de no estigmatizar porque estamos refiriéndonos a personas que están en desarrollo, entonces la importancia de poder convertir estas realidades desde el hecho pedagógico para trabajar por la convivencia escolar, la empatía y esa es la ventaja de ponerlo en escena, visibilizarlo sin rotular a las persona que se encuentran en estas vinculaciones y desafíos”, explicó.

La responsabilidad de los adultos

A su vez, hizo foco en la responsabilidad de los adultos como sostén en la escucha y la acción. “También me parece muy importante no mirar para otro lado, los gestos, indicadores que aparece en el ámbito escolar pero siempre desde una mirada que pueda abrazar a todas las partes, quienes sufren y quienes hacer sufrir, es muy importante el enfoque de convivencia que involucre a la familia, estudiantes, docentes para poder reflexionar sobre los hechos y promover empatía de forma conjunta. Las respuesta deben salir de escuchar a los chicos, salir de estos modelos autocentristas de discursos de adultos, escuchar la voz de los otros, que se ponga en juego la palabra, el debate . El tratamiento de las situaciones de convivencia siempre va a ameritar que la besuqueada sea intervenida dentro de un contexto y un marco de una responsabilidad compartida de todos los actores para encontrar respuestas a todas las personas”, agregó Guadalupe Navarro.

“Además las personas docentes somos responsables y abordar de maneja conjunta el buen trato, diseñar estrategias que respeten el cuidado de todas las personas, que todas las personas se sientan parte de la escuela y la búsqueda de soluciones. Hay que trabajar para que sea ese lugar de encuentro pero que todos puedan trabajar por ese sentido de pertinencia”, insistió.

No minimizar los pedidos de ayuda

“Cuando suceden situaciones que afectan a las personas no minimizar los pedidos de ayuda, uno puede encontrar una actitud empática, que se encuentre contenido. También involucrar a todo el grupo, como que no es un caso aparte(…)”, puntualizó

“Es fundamental la escucha para poner en palabras lo sentimientos de los estudiantes. Es una acción enriquecedora para que ellos puedan comprender con mayor perspectiva el conflicto y a partir de ello puedan surgir las propuestas de ir resolviéndolo y que son parte también de la situación. Pensar la escuela como un jugar de aprendizaje de la convivencia”, completó la psicopedagoga.