“La Jaula, escuela de libertad”: un emotivo relato sobre la enorme labor educativa en tan lejano lugar

Alumnos, alumnas y docentes de la institución
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Por Juan Jofré

Hace 10 años visité la Escuela Yapeyú del paraje La Jaula, en el sur del departamento de San Carlos, a orillas del río Diamante, en el límite con San Rafael. Aquella vez me enamoré para siempre de la educación que se vive y se construye ahí. Hoy, diez años después, el amor y la admiración no solo siguen intactos, sino que se ven acrecentados por ver la continuidad de lo bueno y las mejoras constantes, que un grupo humano renovado en partes, sigue sembrando en tan lejano lugar.

Aquella vez escribí esta nota “Un día en la maravillosa escuela de La Jaula”, que vale la pena releer para quienes quieran conocer el gran trabajo que se viene haciendo hace años.

Esta vez ya fui más viejito, acompañando a un grupo de estudiantes del Profesorado de Educación Primaria del IES 9-010 Rosario Vera Peñaloza, que guiados por la profesora Anabel Costela, iban buscando concretar un viejo anhelo de mucha gente de poder realizar algunas prácticas y conocer otras realidades educativas.

El resultado fue excelente. La recepción de quienes hacen la escuela de La Jaula, fue fantástica como siempre, y nuestras estudiantes pudieron aprender y conocer mucho.

Quisiera en primer lugar nombrar a modo de agradecimiento al personal de la escuela; tres celadores que están desde hace años: Juan Gil, Valeria Cabeza, y Noemí Villar, a quienes se han sumado Rosa Verdugo y Gabriela Morales. Tan amables como siempre, cocinaron unas ricas empanadas e intercambiamos algunos mates y charlas.

Del equipo docente solo queda el Diego Canabal, que ya lleva 11 años en la escuela. Se han sumado cuatro ex alumnos del Vera Peñaloza, que nos dan orgullo y esperanza: Aldana Vargas, Lucas Mugneco, Zaira Acevedo y Darío Rivas. En nivel inicial se ha incorporado Ana Triviño, y Damiana Morales que, como auxiliar, ha aportado en este tan diferente contexto, su experiencia ganada en escuelas de zonas urbano marginales.

“No romanticen, no somos héroes ni hacemos patria. Hacemos nuestro trabajo. Lo hacemos con amor y dedicación, pero no somos extraterrestres” dice Damiana en la primera charla, remarcando que no gustan de idealizaciones y que necesitan, como todos los educadores, un mejor reconocimiento a su labor. Desde ahí, ya comenzaron las buenas enseñanzas para nuestras futuras docentes.

Sigue siendo la única escuela albergue del Valle de Uco, y cuenta con 29 estudiantes, desde sala de 4 años a 7mo grado, y conviven en la escuela durante 17 días, alternando con 13 días en sus hogares que son los puestos de la zona de San Carlos y San Rafael.

Trabajan en el desarrollo de capacidades como la comunicación, el trabajo con otros, el respeto, la resolución de problemas, buscando siempre que el conocimiento nuevo le aporte a niñas y niños un escaloncito más en su propio desarrollo y crecimiento, convencidas de que ese tipo de educación forma sujetos libres y capaces de afrontar el futuro.

En aquella antigua nota hay datos sobre la historia de la escuela, y aparecía ya el proyecto educativo que los tenía ocupados y preocupados: el museo propio. Era un sueño que estaba recién naciendo como idea, y hoy es una realidad central de la vida de la escuela. Los niños y niñas más grandes hacen todo el recorrido, explicando, integrando conocimientos de ciencias naturales, historia, lengua, matemática y sobre todo, valorando la propia cultura, el esfuerzo y trabajo de sus antepasados.

Fue construido con ayuda de mucha gente, de las familias, amigos, empresas y estudiantes universitarios, todos aportando su trabajo y conocimiento, y hoy es un lujo, una joya de la historia, la naturaleza y la educación.

En ese recorrido no pude evitar emocionarme con Rosita, y abrazarnos recordando a nuestro amigo Marcelo Alfaro que aportó trabajo solidario; del Sebita Quiroga, su energía y compromiso; y del enorme trabajo, la dedicación y empeño que puso la Seño Jésica Scarel, principal hacedora de tan maravilloso museo.

Rosita Hurtado es la Directora, quien lleva 19 años en la escuela y es una educadora muy especial, a quien quiero y admiro, porque con su calidez y palabras sabias, enseña siempre.

Cuando terminamos el recorrido por el museo, les dice a nuestras estudiantes: “Siempre les pedimos que nos aporten cosas para mejorar, y si salen preguntas que no sabemos, mucho mejor, porque ahí nos ponemos a estudiar, a investigar, que es la mejor forma de aprender”, y a mí se me hacía agua el marco teórico de imaginar el orgullo de grandes educadores que han soñado con que la escuela funcione así.

“Trabajen donde trabajen, nunca subestimen a sus estudiantes, siempre crean en ellos, porque nuestro deber es estimular al máximo a todos nuestros estudiantes, y eso lo hacemos solamente cuando creemos en ellos”, termina la Rosita expresando una máxima que dicha en su boca tiene todo el sentido, y deja tal vez sin intenciones, la mejor enseñanza para las futuras docentes.

Esta maravillosa escuela sigue teniendo sueños pendientes: recuperar el sendero de flora autóctona que ha sufrido el peso del sol, el viento y las escasas lluvias, y que con pintura, barniz y tiempo podrá estar de nuevo al servicio de la educación y de los visitantes.

Sigue vivo el viejo anhelo de poder techar el playón deportivo, para sumar un gran espacio de recreación y aprendizaje.

Y el vivo sueño de recibir visitas, de vecinos, profesionales, estudiantes, o cualquier persona que quiera ir a compartir saberes o momentos con estas maravillosas personas, que en el conocimiento y en las experiencias de aprendizaje, buscan y encuentran esa libertad profunda que convierte a las personas en personas de bien.

¡Vayan estas letras como un abrazo fuerte de felicitaciones por la gran tarea y de un gracias enorme por enseñarnos tanto!

3 respuestas

  1. Q alegría tan grande ver q mi querida escuela Yapeyú si funcionando como cuando fui su alumno en el año 1978 cuando ingresé a primer grado y dentro de todos mis recuerdos q siempre llevo en mi corazón corazón están esos maestros exelentes q fueron el director Guillermo dornauf y la señora Pascua argentina q fueron nuestros primeros guías en nuestro educación y nuestros celadores doña chona Garrido,doña Celia Maya y otras personitas q ahora no recuerdo bien sus nombres xq ya estoy grande pero q agradezco eternamente la contención q nos daban ….mil gracias ESCUELA YAPEYÚ!!!!

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