Guardianes caninos del Valle de Uco: ¿Cómo es la vida de los ejemplares en la unidad?

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Los canes han intervenido en muchísimos operativos con buenos resultados.

Fila, Ñaki, Ñungo y Troya son más que perros: son los guardianes caninos que, junto a la Policía de Mendoza, desempeñan un rol fundamental en la seguridad del Valle de Uco. A través de la Delegación de Canes de esa región, estos animales forman binomios inseparables con sus guías, y cumplen un rol clave en operativos de búsqueda y recuperación, muchas veces en zonas difíciles o de gran extensión.

Ubicada sobre la Ruta 40, esta unidad especializada depende de la Jefatura de Cuerpos Especiales y cubre los departamentos de Tunuyán, Tupungato y San Carlos. Al frente está el oficial principal Ariel Segura, junto a la auxiliar superior Noelia Morán, responsables del entrenamiento y cuidado de los canes que actúan en terreno

“Trabajar en zonas rurales implica un desafío permanente. Sin nuestros canes, sería imposible responder con eficacia ante ciertas situaciones de auxilio o búsqueda”, explicó Ariel Segura.

La delegación está conformada por seis perros: Fila, Ñaki, Ñungo, Troya, Pirca y Snaiper. No todos están en servicio activo: algunos ya cumplieron su ciclo pero continúan siendo parte del equipo. Cinco de ellos son ovejeros alemanes y la excepción es Fila, de raza pointer.

Fila, la pointer que no descansa

Nacida en 2016 y única pointer del grupo, Fila continúa en actividad. Su especialidad: el rastreo de objetos sustraídos. En uno de sus operativos más recientes, permitió recuperar bienes robados en Tupungato. Su contextura ligera y su olfato afinado la hacen ideal para desplazarse por áreas amplias con velocidad y precisión.

Ñaki y Ñungo: compañeros de una historia

Ñaki y Ñungo son parte de la historia viva de la delegación. Nacidos en 2013 en la propia base del Valle de Uco, fueron entrenados desde cachorros y compartieron una intervención inolvidable: la búsqueda de una niña de siete años extraviada en jurisdicción de Tupungato. Junto a sus guías, caminaron más de diez kilómetros, detectando indicios que permitieron localizar a la menor con vida, en buen estado de salud.

Hoy los ovejeros alemanes están retirados del servicio activo, pero siguen siendo parte del equipo. Se los recuerda por su temple, su trabajo silencioso y su presencia en operativos de seguridad, incluso en eventos masivos como el Festival Nacional de la Tonada.

Athila: una heroína del rastreo

Se trata de una ovejera alemana nacida en 2012. Fue durante más de una década una pieza fundamental en la delegación. En una intervención clave en Tupungato, su olfato entrenado permitió hallar a un hombre que se había autolesionado y estaba desaparecido. Con una prenda de referencia y junto a su guía, Athila siguió el rastro hasta una zona de loteo donde el hombre fue encontrado con vida y asistido a tiempo.

También intervino en casos de robos rurales, como el hallazgo de 200 kilos de ajo sustraídos en La Consulta, o la localización de electrodomésticos y muebles robados en viviendas de Tunuyán y Tupungato. Por su destacada trayectoria, fue reconocida oficialmente en un acto donde se le entregó una distinción a la delegación.

Fuente: Prensa Gobierno de Mendoza

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