Sus familiares, compañeros de trabajo y amigos lo sorprendieron en el cuartel.
Francisco Serrano cumplió hoy 18 años y uno de sus mayores sueños en la vida. Hace unas horas el joven no tenía idea de la sorpresa que recibiría en el día de su cumpleaños y por estas horas es el bombero voluntario más joven de Tunuyán.
El chico recibió su nombramiento en medio de un agasajo que le hizo el equipo del cuartel donde desempeña sus funciones. Recibió un certificado que acredita su soñada carrera junto a la comunidad, que comenzó hace tres años participando en intervenciones. Mediante la preparación de su profesión, llevó adelante muchos cursos de capacitación que dictan en el cuartel todos los sábados y adquirió sus conocimientos previos en diferentes áreas y cursos de incendios industriales, incendios estructurales, rescate vehicular, trauma, RCP y DEA, entre otros.
Serrano encontró su pasión desde muy pequeño incentivado por algunos de sus familiares con quien comparte noble profesión y que estuvieron con el toda su vida para contenerlo y llevarlo a representar los valores que hoy muestra. Tanto su abuelo, su padre y su hermano, fueron y son bomberos voluntarios.
“No me lo esperaba que fuera hoy, no entendía nada. Me fui para el cuartel y no entendía nada, y me sentí muy emocionado de ser nombrado bombero, nunca me imaginé llegar a este momento”, contó Francisco el diálogo con El Cuco Digital.
“Nosotros atravesamos un proceso de aprendizaje. Iniciamos siendo cadetes cuando somos menores hasta llegar a ser nombrados bomberos voluntarios cuando cumplimos la mayoría de edad rindiendo una prueba. Yo debido a la cantidad de años que capacitación (cursos e intervenciones) que llevo, pude ascender sin hacer la prueba por la experiencia que tengo”, comentó respecto a su formación.
La escuela de cadetes del cuartel de Bomberos Voluntarios recibe a niños a partir de los 8 años de edad mientras que la escuela para adultos comprende un año de capacitación sumado a una prueba final.
“He presenciado bastantes salidas, con mi padre, con mis compañeros, como fue el del incendio Carrefour de Tunuyán, yo fui el que recibió la llamada. También estuve trabajando en el último viento Zonda, cuando se quemó el frigorífico (este hecho se registró el año pasado y los daños materiales fueron totales) y he trabajado en diversos incidentes, en accidentes de tránsito”, relató el joven.
“Mis compañeros de la secundario me decían siempre ‘¿Qué le ves?’. Pero yo creo que un bombero no se hace sino se nace. La verdad que siento un orgullo de trabajar con mi padre, como alguna vez trabajó mi abuelo y trabajar con esta familia porque somos todos una familia porque nos cuidamos mutuamente todos y la verdad que es una satisfacción inmensa poder ayudar a la gente, poder hacer el bien sin mirar a quién, como dice el dicho del cuartel” expresó.
“Quiero estudiar en la academia de policías, pasar a policía y de ahí a Bomberos de la Policía”, dijo respecto a sus proyectos a futuro.
Sandra, la mamá de Francisco mencionó: “Me siento muy orgullosa por su dedicación y siempre en cada salida le pido a Dios que proteja cada uno de mi familia y espero su regreso sanos y a salvo. De todos modos una se va acostumbrando pero no quita la preocupación por sus vidas, es una profesión tan linda como servir al prójimo, pero a la vez arriesgada”.
En el año 2017 Serranito, como le dicen sus amigos, participó de una intervención cuando salía de la escuela Enet de Tunuyán, donde estudiaba. El joven pasó por calle 25 de noviembre y observó un incendio en una casa del la calle. Al ver que podía ayudar empezó a brindar apoyo a sus actuales compañeros y familiares que estaban allí.
“En ese momento iba pasando por una vivienda que se prendía fuego y se metió ayudar. Sino me equivoco estaba mi marido en el lugar y luego llegó Diego Conde (jefe del cuartel) y vio cómo él trabajó. Siempre le gustó investigar sobre la profesión. Ahí lo felicitó y le dijo que había trabajado muy bien y que lo invitaba a ser parte del cuerpo de Bomberos Voluntarios. Él tenía entre 15 y 16 años”, recordó Sandra.
