¿Colecho sí, colecho no? La explicación del doctor Bouillard sobre los pros y los contras de dormir junto al bebé

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Por: TeffyTello

Este jueves, El Cuco Digital, te trae un nuevo artículo de salud. En esta oportunidad, el pediatra, Pablo Bouillard, nos brindará  una valiosa información sobre los hábitos del sueño del bebé y sus padres. Una de las consultas más frecuentes y que incluso generan hasta debate en diferentes foros es si el bebé debería dormir en la misma cama en la que lo hacen su mamá y papá, o mamá, o papá, dependiendo la situación.

Aquí, toda la información ofrecida por el doctor en dónde se responderán al menos cuatro preguntas:  

¿Qué es el colecho?

¿Cómo pediatra lo recomienda?

¿Cuáles son los pros y los contras?

¿Por qué es un tema que genera tantas controversias?

¿Colecho sí, o colecho no?

¡HOLA LECTORES!, un gusto volver a compartir este espacio. Espero puedan leerlo completo, ya que sólo con el título y subtítulos, al descontextualizarlo pierde su riqueza.

Espero que en el  transcurrir del escrito ustedes mismos adquieran el conocimiento para darse cuenta de aspectos del tema y acompañarlos en su vivencia al respecto.

Hay que partir de la base, de qué  es EL HÁBITO DEL SUEÑO. En la vida intrauterina, el feto es un ser totalmente dependiente de las funciones de la madre, tanto respiración, nutrición, excreción, lo realiza la placenta, en un ambiente de líquido amniótico tibio, oscuro, con ritmos de actividad-descanso según rutina materna (que en general tendiente al descanso por cuestiones hormonales y de sobrecarga en últimas semanas), tiene ritmos del sueño distintos.

Al nacer, el ser humano, es uno de los seres más inmaduros del reino animal, con necesidades biológicas que sigue realizando la madre. A medida que se desarrolla en los primeros dos años debe ganar AUTONOMÍA, BIOLÓGICA y PSÍQUICA. Desde lo alimentario, tomando pecho cada 3 horas aproximadamente (unas 8 veces diarias), que luego va reduciendo; y duermen 18 a 20 hs. de forma entrecortada precisamente por alimentarse.

Entonces es fundamental entender antes de ¿colecho sí o no?, el funcionamiento del ser humano, para luego elegir como acompañarlo. Ahora,  permítanme una digresión, es frecuente escuchar: “ser padre es la única profesión en la que primero se otorga el título y luego se cursa la carrera”.  Y es cierto, se puede leer, saber mucho…, pero, “en la cancha se ven los pingos”, dice el dicho.

Importante, que el sueño es un proceso fisiológico altamente organizado y necesario para que en el momento de vigilia (estar despierto), el ser se desarrolla efectivamente, interviniendo en ello la maduración del sistema nervioso central (proceso evolutivo lento y progresivo) la adaptación del niño a su familia y la influencia del medio ambiente.

Desde el punto de vista fisiológico la alternancia del sueño-vigilia forma parte de un ritmo fijo acompañado de una maduración orgánica que se consolida entre las 6 a 12 semanas de vida, adquiriendo así la capacidad de dormir 5 a 6 horas nocturnas. Es determinante la interacción entre sus necesidades orgánicas, psíquicas y la rutina regular de sus padres.

La  necesidad de dormir es biológica y un proceso activo en el que se producen cambios corporales (reparación energética, síntesis proteica, crecimiento por síntesis de hormona de crecimiento en la hipófisis) y cambios psíquicos (manera de elaborar conflictos, canalizar frustraciones, elaborar angustias, sueños y recuerdos) trascendentales para el equilibrio orgánico y emocional.

Las dificultades en el dormir traen consecuencias negativas en el niño (cognitivas, endocrinas, metabólicas, emocionales y conductuales dando: irritabilidad dificultad en el aprendizaje, somnolencia diurna, hiperactividad) y en la familia (dificultades en la dinámica familiar, conflictos conyugales, inseguridad en las funciones parentales, agresividad, etc.)

La periodicidad del ciclo sueño-vigilia se establece entre los 3 y 5 meses de vida. Y si bien los despertares nocturnos son normales hasta la adultez (edad en la que fácilmente retomamos el sueño), su persistencia sin poder reconciliar el sueño más allá de los 6 meses tiene más relación con aspectos de la relación madre-hijo, que con la evolución neurológica del bebé.  

Especificaría entonces dos primeras etapas:

  1. La primera etapa desde recién nacido a los 3-4 meses, donde es fundamental la coordinación de la diada (madre-hijo), respecto a las tres funciones vitales básicas: alimentación (pecho), sueño y evacuaciones (ya que en este periodo son típicos los “cólicos del lactante”). En esta etapa es fundamental generar el APEGO, por ello es frecuente que en esta etapa se practique el colecho. Un bebé bien entendido, es un bebé bien atendido.
  2. Luego una segunda etapa (transición) cuando a los 6 meses de vida se inicia la alimentación complementaria, y un progresivo destete¸ es cuando hay que fomentar el hábito del sueño sin cohabitación.

Generalmente suelen presentarse múltiples dificultades, tanto en el bebé como padres, cuando no se realiza un adecuado pasaje entre estas dos etapas, y se mantienen conductas que eran saludables hasta ese momento y no se evoluciona a otro estadío de autonomía.

PRIMERA ETAPA (0 a 4 meses):

Hay siempre que tener en cuenta que la madre es la que puso el cuerpo (embarazo con aumento de peso, cambios hormonales, puerperio ya sea por parto vaginal o cesárea) y también psicológicamente ( de golpe sentir la alegría pero también hasta los miedos e incertidumbres de ser madre), se debe ocupar de la nueva vida que es muy dependiente.

Aquí es fundamental el desarrollo del APEGO o confianza básica, sentimiento de seguridad que se adquiere gracias a los cuidados de crianza con atención constante y satisfacción de necesidades primarias y emocionales.

Desarrollando el bebé el sentido de si puede o no confiar en sus cuidadores y el mundo, fomentando así sus futuros vínculos y autoestima. Sostén emocional, vínculo estable apego seguro, cotidiano, prudente para que el bebé pueda reconocer sus propios estados emocionales e ir aprendiendo a regularse por sí mismo.

Entonces permítanme otra digresión. Para este apego:

            ¿El vínculo de apego requiere un contacto físico constante?

            ¿Qué pasa con el vínculo si se debe estar en alerta permanente durante el sueño?

            ¿Se puede relajar durante el sueño una madre cuando tiene a su bebe al lado?

Presencia, no es lo mismo de “estar presente” en la comunicación. Por lo tanto es imposible físicamente que la madre pueda resolver al 100 % todo lo del recién nacido, éste también se tiene que adaptar (autonomía). Recién ahora después de ver la biología del recién nacido y estado de la madre, es cuando podemos abordar el tema de colecho.

COLECHO: Acto de compartir la superficie (cama) entre el hijo y adulto en momentos del sueño. Como es un acto de crianza es un hecho cultural. Por eso hay diferentes respuestas o puntos de vista al respecto. También, científicamente, hay discusiones si es o no el colecho una práctica saludable.

            Ventajas: fomenta el apego y la lactancia materna.

            Desventajas: aumenta en un 67% el riesgo de muerte súbita (MS) (por estrés térmico, obstrucción de vía aérea y asfixia, aplastamiento), dificulta la individuación psíquica del niño, fomenta trastornos del sueño, interfiere el descanso materno.

La evaluación que hace el pediatra, en el control de niño sano, de la regulación de la función del ritmo sueño-vigilia, brinda una excelente oportunidad para acompañar el desarrollo biológico y psíquico. Como es frecuente culturalmente pasar de un extremo a otro, últimamente la ciencia y sistema de salud se encuentra en un cambio de paradigma, con una idea de consensuar (ni amigos ni enemigos).

Estamos en un proceso de dejar el mensaje terminante, para ingresar en el proceso de decisiones compartidas tomando en cuenta las evidencias científicas, dentro de un contexto personal y familiar que incluye lo social, económico y cultural.

Es por ello que en la etapa de recién nacido a los 6 meses la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) NO está de acuerdo con el colecho (por riesgos de muerte súbita), pero incorpora el termino COLECHO SEGURO, cambiando la cama por lo que  llamamos cuna colecho (cuna pegada a la cama del lado de la madre, sin baranda ente ellos). Incluyendo estos puntos por seguridad:

  1. Decisión mutua (tanto madre como padre acordaron y se hacen responsables)
  2. Superficie firme (colchón horizontal, duro, sin almohadas, nidos, chichonera)
  3. Cuna colecho con barandas.
  4. Posición del bebé boca arriba (evita MS)
  5. No compartir con otros niños o adultos que no sean los padres.
  6. Cuna del lado de la madre (fomenta la lactancia)
  7. Padres no fumadores, consumo de alcohol, ni drogas psicoactivas.

Vale aclarar que el colecho seguro, equivale a la cuna en la habitación de los padres pero pegada a la cama, lo que siempre fuera llamado con el término de COHABITACION. Y la SAP lo aconseja sólo hasta los 6 meses de vida.

SEGUNDA ETAPA (TRANSICION DE 6 A 12 MESES):

Es aquí donde colocaría la famosa 4° pregunta del inicio: ¿Por qué el colecho genera tantas controversias?

Freud dice que el sueño es el guardián del dormir, lo protege. Para poder dormir un niño tendrá, entonces que poder soñar. La dificultad para construir un “espacio onírico” a menudo va de la mano de una dificultad para construir un espacio lúdico que también pone en juego el cuerpo.

Por ello en esta segunda etapa principalmente hay que tener en claro que el bebé debe dar un paso más hacia la ganancia de autonomía. En lo biológico, a los 6 meses se inicia la alimentación complementaria, por lo que en un lapso de unos meses (3-5) debe disminuir la cantidad de veces que amamanta ya que inicia algunas comidas.

Junto con esto debe adquirir el HÁBITO DEL SUEÑO, LLÁMESE DORMIRSE SÓLO Y HACERLO TODA LA NOCHE DE CORRIDO. Importante aclarar que no quiere decir que no tenga despertares nocturnos, sino que, de tenerlos debe retomar el sueño sin atención de terceros, debe autorregularse.

Es aquí, donde generalmente, y principalmente a las madres (aunque deberíamos incluir a los padres) luego de ese don divino de llevar vida, dar a luz, dar de comer de su propio cuerpo, generar un apego inconmensurable; les cuesta iniciar un “desapego” gradual. Emocional y culturalmente no estamos preparados (hay un mandato “tu hijo no debe sufrir”, “no lo dejes llorar”, “no lo saques de la cama”, “no lo destetes”), que todo discurra y lo haga solo. Justamente en la crianza es importante generar ámbitos saludables para que tanto bebé y madre puedan desarrollarse.

BEBÉ: entre los 6 y 8 meses el bebé tiene dos hitos fundamentales: A) hasta ahora reconocía a los propios (mamá y papá), pero ahora empieza a desconocer (extraños) conllevando ansiedad. B) permanencia del objeto en el tiempo. Ahora el bebé entiende que lo que deja de ver sigue existiendo. Entonces acontece: “si no veo a mamá que me da seguridad, sé que anda por ahí” y “como hasta ahora es lo único que conozco, quiero estar siempre con mamá”.

Por eso en la libreta de salud en la sección de “Valoración del Desarrollo” el pediatra puede reforzar aspectos que fomentan un mejor pasar por esta etapa. Así entre los 5 y 7 meses es importante jugar en casa al famoso “cuquito”, “acá estoy,…acá no estoy”.

El momento de dormir implica separarse del objeto, entra en juego la dinámica de la desaparición y el retorno. Principalmente se logra jugando con tu bebé, para reforzar esa conducta de desapego sin ansiedad. De no estructurarse esto, genera estados angustiosos con imposibilidad de soportar la ausencia.

MADRE: A los 6 meses del bebé, la madre debería tener sus propias actividades lúdicas, deportivas, sociales, culturales o laborales, sin su presencia. Volver a un mejor descanso nocturno, a la vida conyugal (de intimidad de pareja). Generalmente en esta etapa la madre debe hacer control ginecológico (colposcopia y PAP) además de anticoncepción. No solo el bebé tiene que aprender a separarse de su madre, sino y principalmente…es la madre de separarse de su bebé.

Fácil decirlo y no tanto hacerlo, pero fundamental entenderlo ya que es muy importante para el desarrollo cognitivo y emocional del niño a futuro y hasta para la dinámica familiar. Los límites no son penalizaciones ni castigos. Son un borde que contiene, ordena, evita excesos. Los límites se construyen y dan seguridad.

Lo ideal en esta etapa es pasar la cuna del bebé a otra habitación, y cuando no la hay, se aconseja una separación témporo/espacial (se acuesta al bebé más temprano que los adultos y tratando de separar la cuna de la cama matrimonial por un biombo, armario o cortina).

“Ayudar a los padres a pensar durante el día puede llevarlos a lograr manejar el caos de la noche porque los trastornos del sueño no conciernen sólo al niño”.

Ahora bien, la controversia no debería estar en el colecho sí o no. Sé que en general la controversia está más  en el cómo lo hacemos. Es decir las ciencias sociales médicas y psicología hace tiempo demostraron que en esta etapa (desde los 6 meses) es fundamental no hacer colecho ni cohabitación. Es importante para el proceso de autonomía y diferenciación biológica y psíquica (autoestima, autorregulación) del niño.

Tanto los niños como los adultos tenemos despertares nocturnos. La única diferencia es que nosotros ya dominamos la técnica de volver a dormirnos. Nuestros hijos aún no, pero lo harán algún día por ellos mismos.

EL CÓMO: A grandes rasgos, y no pretendo explayarme demasiado, hay dos escuelas.

  1. Algunos padres adhieren a la norma de la psicología conductista del Duérmete, niño de Eduard Estivill; que propone un método de aislamiento para enseñar a los niños a dormir solos, que incluye dejar al niño llorando en la cuna, práctica que genera una situación de estrés para la diada madre-hijo.
  • También recomendable, Dormir sin Lágrimas, de Rosa Jové. Para que el niño pueda conciliar el sueño sólo debe sentirse seguro, que en general se logra con una rutina regular y con una actitud tranquilizadora y firme de los padres. Sea con el objeto transicional o de apego (peluche, mantita, etc.), una canción de cuna, algo de contacto físico como una mano. Pero en general si se lo duerme en brazos, con el pecho o acunándolo, en el despertar nocturno el bebé pide las mismas condiciones para volver a lograr el sueño. Hay que tener más paciencia y atención, no hay recetas mágicas.

Desde ya familias, agradezco su atención, esperando haber aportado un poco de conocimiento en la crianza, con aportes desde la medicina.

Aprovecho también para animarlos a que inviertan también en la salud de sus hijos, haciendo los Controles de Niño Sano correspondientes a cada edad, ámbito donde se deberían charlar todos estos temas con el pediatra de cabecera. ¡Hasta la próxima!

Pablo Bouillard

Bibliografía útil: Archivos argentinos de Pediatría en www.sap.org.ar

Duérmete, niño. Eduard Estivill.

Dormir sin lágrimas. Rosa Jové. Disponible gratuito PDF en internet.

(Para mayor información o consultas dirigirse a calle Almirante Brown 1215 de lunes a viernes desde las 16 horas. Atención por orden de llegada)

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