Día de la Directora: “Lo maravilloso de esta profesión-vocación es la posibilidad de abrir puertas”

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Así lo expresó Yamile Nahiem, quien tras más de 30 años al servicio de la educación, hace unos meses se jubiló ocupando el cargo de mayor jerarquía en una institución. Un repaso de su gran carrera.

Este martes 28 de septiembre se celebra en Argentina el Día del Director y Directora de Escuela, un cargo de gestión que asume una importancia imprescindible para el desarrollo de la actividad educativa en cualquier institución escolar.

Los directores y directoras son el personal docente de mayor jerarquía escalafonaria de una institución y tienen la enorme responsabilidad de conducirlas y representarlas, en el marco de la política educativa, las normativas vigentes y el proyecto institucional.

Para conmemorar esta fecha, El Cuco Digital entrevistó a Yamile Nahiem, una docente con más de 30 años de trayectoria que se jubiló ejerciendo el cargo de directora.

Yamile, reconocida educadora del Valle de Uco, hoy cuenta parte de su historia, cómo inició su camino como profesora, cómo se convirtió en directora y lo que significó estar al frente de diversas instituciones, organizando, conteniendo, brindando apoyo, garantizando oportunidades y abriendo puertas, entre otras tantas cosas.

-Yamile, antes que nada contanos un poco sobre tu vida: ¿Qué edad tenes? ¿De dónde sos? ¿Cómo está conformada tu familia?  

Nací en La Consulta hace 58 años. Viví hasta mi adolescencia en este lugar y luego tuve la oportunidad de hacerlo en otras provincias. Es algo que valoro, porque siempre enriquece salir del lugar de confort. Hace casi 40 años estoy casada con Gustavo, mi compañero y mi motor. Tengo 4 hijos, algunos volaron y son ciudadanos del mundo. La vida me regaló dos hermosos nietos que crecen hermosos y felices.

-¿De qué sos docente? ¿A qué edad te recibiste y empezaste a ejercer?

Soy profesora de Inglés, aunque mi título de base es profesora de Nivel Inicial. Así comenzó la hermosa aventura de enseñar y aprender formalmente, en un Jardín Maternal que abrí en Tunuyán, allá por 1986.

-¿Cómo fue el camino de la docencia?

Fue muy dinámico y de gran riqueza, porque me desempeñé en múltiples roles, tanto en la educación pública como privada, formal y no formal.

Cuando terminé el secundario comencé, dando cursos de inglés en el mismo Instituto donde había estudiado desde pequeña. Luego, los caminos de la vida me llevaron a seguir estudios superiores y obtener mi título docente, de modo que pude ejercer en diversos niveles y ámbitos. Esta etapa implicó bastante esfuerzo, no solo mío sino también de toda mi familia, porque ya tenía a mis hijos, trabajaba y viajaba a Mendoza todos los días.

El primer desafío, en Nivel Secundario, fue cubrir un remplazo como preceptora en el Colegio Santa Rosa, escuela que me vio crecer desde el Jardín de Infantes y que fue y es parte muy importante en vida.

Era muy joven, inexperta, pero recuerdo con mucho cariño a ese grupo de chicas que me dio impulso para seguir preparándome. Fue donde conocí el placer de trabajar con adolescentes.

Posteriormente tomé mis primeras horas en la escuela Julia Silva de Cejas, mi querida EBTA. Trabajé ahí hasta mi jubilación.

A inicios de los ’90 iniciábamos el proyecto de clases de Inglés en el Nivel Primario en el Colegio Santa Rosa, siendo una propuesta innovadora para nuestro departamento y la época.

Pasé por las aulas de la escuela Integración y muchos años en el IES Valle de Uco. Simultáneamente, con unas amigas profes de Inglés, montamos un instituto que brindaba cursos a empresas privadas y diversas instituciones públicas del Valle de Uco. Fueron años de intenso trabajo y desarrollo personal que ampliaban mi mirada y perspectiva.

A inicios del 2000 accedí a mi primer cargo directivo, la regencia de la EBTA, en Vista Flores. Ese hermoso pueblo donde también eché raíces y tuve el placer de formar parte de la vida de tantos jóvenes y familias. Muchos de ellos hoy mis colegas.

En 2006 fui convocada para tomar la dirección del Nivel Secundario del Instituto Santa Rosa de Lima ¡Tremendo desafío! Gestionar instituciones es una labor dinámica, que demanda mucha energía y preparación. Fueron casi 10 años muy fructíferos. Si bien, lógicamente, no todo fue fácil, fui muy feliz desempeñándolo.

-¿En qué momento te convertiste en directora? ¿Tuviste otro cargo previamente?

Sí, en 2018 rendí el Concurso de Jerarquía Directiva de la provincia de Mendoza y tomé la vicedirección de la escuela Fuerte San Carlos, institución que me abrió las puertas y el corazón. Finalmente, casi al terminar el 2019 fui nombrada directora de la escuela Miguel Natalio Firpo ¡Qué momento para terminar mi trabajo! Incorporarme a los equipos y organizar una “nueva escuela”, en pandemia, fue realmente un desafío.

La Firpo es otra escuela a la que debo agradecer. Recibí tanto cariño, creo que más de lo que di. El último día, en ese patio y esas galerías quedará para siempre en mi memoria y en mi corazón.

-¿Qué función cumple una directora/director?

¡Uy! La función del director, según normativa, es la parte necesaria de la conducción de una escuela, garantizar el servicio educativo y por tanto, el derecho a la educación, velar por los bienes del Estado, planificar, liderar y evaluar el rumbo de la escuela, etc.

Sin embargo, lo no escrito en las leyes o resoluciones es, tal vez, lo más importante. Brindar contención y afecto, no sólo a los estudiantes, sino también a los colegas, tan expuestos y demandados últimamente y a las familias de la comunidad que también lo necesitan. Hoy más que nunca los horizontes de la escuela son impredecibles. Eso creo que es lo maravilloso de esta profesión-vocación, la posibilidad de “abrir puertas”, de garantizar oportunidades, de ser apoyo en situaciones de vulnerabilidad. La escuela fue y es la caja de resonancia de la sociedad.

-Tuviste la enorme responsabilidad de conducir y representar a esas instituciones, ¿cómo fue esa experiencia? ¿Qué es lo que más destacas de haber estado en ese cargo?

Siempre aprendí, en las buenas y en las malas, que las hubo y muchas. Cada año, la puesta en valor de mi vida, en todas y cada una de las instituciones de las que fui parte, no hizo más que acrecentar mi pasión por lo que hice por más de treinta años. Me dieron impulso, energía… ¡Cuánta adrenalina, cuánta cosecha en mis manos!

-Hace un tiempo te jubilaste. ¿Sentiste nostalgia, alegría, tristeza?

Claro, un poco de todo. Lo más anhelado era tener “TIEMPO SIN TIEMPO” para mí y mi familia. Pero, como toda persona que puso alma y corazón al trabajo, no dejo de sentirme todavía algo extraña sin tener todas las responsabilidades y obligaciones que demanda la escuela. Extraño todo ese dinamismo que ocupó gran parte de mi vida y sobre todo el contacto con los chicos, con los estudiantes, que es lo más hermoso de ser profe.

-Para cerrar: si viene una directora o director que ha asumido ese cargo recientemente y te pide un consejo, ¿qué le dirías?

No es fácil dar un consejo porque siempre cuenta el momento vital de cada persona. Creo que simplemente le diría que siempre haga su trabajo con convicción y respeto. No olvidar nunca que hay un OTRO y un NOSOTROS y que juntos es como se construye. Es más lento, más difícil pero muy enriquecedor y valioso para generar los verdaderos cambios sociales. Y lo más importante, como lo es en cualquier trabajo: siendo felices.

Mi saludo para todos los directivos y sus equipos de gestión en su día.

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