Nueva meta con el FMI: un giro para mantener la política monetaria y fiscal, pero también una inesperada posibilidad para renegociar el acuerdo

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Por estas horas, las discusiones en el Fondo Monetario Internacional se concentran en negociar la cifra exacta de reservas, aquella que deberá cumplir el ministro Sergio Massa.

¿Qué tan flexible puede llegar a ser el FMI en materia de exigencias? ¿Cuán susceptible puede ser Kristalina Georgieva de considerar una modificación en el acuerdo que cerró, en su momento, el ex ministro Martín Guzmán? ¿Puede el FMI mudar, de aquí en más, las otras exigencias del acuerdo? Si es así, acaso no tendría este Gobierno -o el que viene detrás- un incentivo extra para sentarse en la mesa del FMI a negociar otro tipo de exigencias que sean un poco menos ambiciosas para encausar el déficit y la asistencia monetaria al Tesoro?

Parte de estas preguntas parecieran haber sido respondidas si, como sostuvieron las fuentes de Economía en las últimas horas, entre hoy y mañana se anuncia un nuevo target para el cumplimiento del nivel de reservas del BCRA para el primer trimestre del 2023. Según las fuentes, no se trata de un waver. Es el propio FMI el que reconoce el cambio de la coyuntura y apuntaría a que el Gobierno pueda sostener el cumplimiento en las otras dos metas, la fiscal y la monetaria.

Las razones están a la vista: en las últimas horas, Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales habló de la grave situación que viven los productores y señaló que esta sequía es la peor sequía en tres años y mensuró el daño en u$s 10.000 millones menos en exportaciones. A ello hay que agregarle el dato que maneja Economía, los u$s 5.000 millones del costo de la guerra en materia de importación por los elevados precios de la energía. Son cifras astronómicas para la escasez que administra el Banco Central y los sacrificios que hace la economía para poder “pagar” esa escasez.

Hay que recordar que, relacionado a las metas de reservas del primer trimestre de 2023, el Banco Central debía incrementar su tenencia de reservas netas en unos u$s5.500 millones, tomando como base el nivel de diciembre 2021, es decir que lo acumulado debía superar los u$s7.800 millones para el 31 de marzo. Si bien el BCRA contó prácticamente con ese nivel a fines del 2022, en las últimas semanas la salida de dólares se incrementó, al punto que se ubicaría por debajo de los u$s 5000 millones en la actualidad. Es decir, una diferencia de casi u$s 3.000 millones con la cifra teórica que debía alcanzar.

Pero hay más razones para que el FMI siga pendiente de la Argentina. Como si fuera poca cosa, el “súper dólar” tocó el viernes un valor máximo para las últimas semanas tras los datos que mostraron que la inflación se aceleró en los Estados Unidos, reforzando las expectativas de que la Reserva Federal suba las tasas de interés, varias veces más de lo previsto. Esto también encendió las alarmas por el impacto en los activos argentinos y llegó a la mesa del FMI.

Otro dato resulta igual de relevante: en el marco del G20, el FMI pidió además avanzar en la resolución de los problemas de deuda soberana que enfrentarán muchos países y fortalecer la arquitectura de la deuda para mejorar su resolución. No es poca cosa teniendo en cuenta que la Argentina aún debe cancelar prácticamente la totalidad de la deuda con el organismo.

Como se dijo, por estas horas, las discusiones en el Fondo se concentran en negociar la cifra exacta de reservas, aquella que deberá cumplir el ministro Massa. “El programa tiene como objetivos para este año, el orden fiscal, la acumulación de reservas y la programación monetaria ordenada. El consenso con el FMI es que es mejor adecuar la programación del trabajo del año desde el inicio para dar previsibilidad y no tener que hacer waivers durante el año”, aseguró el ministro Sergio Massa, en declaraciones con Ámbito. El anuncio coincidirá con otro, en este caso, de la aprobación de las metas del último trimestre del 2022, staff level agreement, (previo a la aprobación del board del organismo a mediados de marzo). Una vez aprobado por el board, se desembolsarán unos u$s 4.000 millones para las reservas del BCRA. Esos mismos dólares viajarán de regreso a Washington para seguir cancelando parte del acuerdo.

Fuente: Ámbito Financiero, por Julián Guarino  

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