El trabajo se lleva adelante en más de dos mil hectáreas de la provincia y es una alternativa al uso de agroquímicos.
A lo largo del tiempo, con la evolución de la agricultura, se han desarrollado y aplicado diversos métodos para combatir plagas que afectan la producción. En este contexto, es fundamental adoptar enfoques que integren herramientas, prácticas y técnicas destinadas a minimizar el uso de productos fitosanitarios en el combate de plagas, siguiendo la tendencia mundial hacia sistemas de producción con prácticas de bajo impacto ambiental.
El Iscamen, a través de su área de Agroecología, impulsa el control biológico como alternativa natural al uso exclusivo de agroquímicos. Para ello, la provisión de insectos controladores está disponible para todos los productores y establecimientos agrícolas interesados en ampliar prácticas dentro del Manejo Integrado de Plagas, sean cultivos orgánicos o convencionales.
Este tipo de herramienta tiene características propias que lo distinguen de otras formas de combate de plagas, ya que no genera impacto sobre el ambiente. En definitiva, se trata de un método amigable con el entorno, orientado a la sustentabilidad de la producción agrícola.
En laboratorios especialmente preparados, se crían y liberan insectos controladores biológicos —tanto depredadores como parasitoides— que actúan como enemigos naturales de las plagas. Además, los técnicos del Iscamen brindan asistencia durante todo el proceso de implementación, monitoreo y liberación de insectos benéficos, en función del análisis de cada sistema productivo.
Silvia Antúnez, productora hortícola, resaltó la asistencia técnica y asesoramiento del programa ,“ya que nos permite reconocer las plagas, los controladores biológicos y todos los insumos que necesitamos”
Entre los controladores que se crían y liberan se encuentran depredadores como los coccinélidos y las crisopas, capaces de consumir hasta 800 insectos plaga por día. Estos y otros insectos, en avance como el parasitoide Trichogramma sp para lepidópteros, forman parte del desarrollo biológico que lleva adelante el Iscamen en sus laboratorios ubicados en Guaymallén, Santa Rosa, San Rafael, General Alvear y Tunuyán.
Por su parte, Raúl Serro, quien se dedica a la producción hortícola, se mostró muy satisfecho con el sistema de control biológico: “Me ha dado muy buen resultado tanto en lo económico como en lo fitosanitario”, señaló. Además, destacó el acompañamiento permanente por parte del Iscamen.
Con estas acciones integradas, el Iscamen refuerza su compromiso con la producción sustentable, el cuidado ambiental y la salud pública, posicionando a Mendoza como una provincia modelo en gestión ambiental agropecuaria.
Fuente: Prensa Gobierno de Mendoza