diciembre 20, 2025

Tiempos de conflictividad: reinventarse o errar y la inevitable toma de posiciones

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En este escrito, nuestro columnista nos invita a reflexionar sobre los actuales conflictos políticos y su desarrollo en el marco de la democracia.

Por Juan Jofre

“O inventamos o erramos” supo decir Simón Rodríguez, educador y pensador latinoamericano de mucha influencia en el inicio del siglo XIX, y en tiempos de turbulencia como los que se viven y se vienen, la capacidad de ingeniar, inventar o reinventar, será clave para los diferentes actores sociales en cada una de las problemáticas que ya se empezaron a discutir.

Como siempre que en una sociedad aparecen debates importantes, se van conformando grupos de personas o instituciones que afianzan sus posiciones y se van convirtiendo en bloques más consolidados, tanto entre quienes defienden las modificaciones que se proponen, como entre quienes se oponen.

En algún momento algunos ganan y otros pierden. Pero, la historia, gran maestra, nos enseña infinidad de ejemplos donde lo que hoy se logra, mañana se pierde. No hay triunfos ni derrotas totales, siempre algo queda entre los vencidos y de esas cenizas surgen las próximas victorias.

Vemos hoy un gobierno nacional que, amparado en el capital político que obtuvo en las elecciones, ha decidido avanzar con todo en varios temas: ley de glaciares, reforma laboral, educativa, previsional, etc.
También podemos ver que repite la estrategia que tuvo al inicio de su gobierno: ir con todo hacia adelante y con las armas a la vista, desnudando su estrategia.
Esto le permitió a la oposición, esta semana, anticiparse y darle una derrota en la discusión de una parte del presupuesto, donde el gobierno contaba con una mayoría para aprobar los recortes a universidades, discapacidad, subsidios, y sin embargo perdió.
También le permitió a algunos aliados del gobierno, ser los primeros en innovar, ya que hicieron valer su peso, y le votaron en contra. El factor sorpresa apareció y la realidad mostró algo distinto de lo que se esperaba. Es el riesgo de no reinventarse, de mostrar todo y todo el tiempo.

Algo similar ha decido el Gobierno provincial, sobre todo con el tema minería. Lo analizamos en columnas anteriores: Cornejo tiene a favor los votos en la legislatura, la fuerza represiva, la justicia y los grandes medios. Quienes se oponen, han comenzado a llevar adelante acciones similares a las implementadas en otras épocas. En 2019, el “parientazo”, esa gran marcha con ciudadanos caminando desde lugares lejanos, fue una innovación, y logró torcer la balanza de los hechos.

Por ahora, el camino elegido tanto desde el Gobierno como de los opositores, repite acciones y parámetros.
Veremos si alguno de los bloques o bandos muestra algo novedoso que cambie el curso de la historia y la correlación de fuerzas que pueda dar consecuencias distintas.

Por ahora, vemos un conflicto en términos clásicos, disputado en lugares institucionales, en los medios, redes y en la calle. También a nivel nacional se ve esta respuesta clásica de quienes rechazan las reformas de Milei: marchas, declaraciones, judicialización.

La oposición, sobre todo el peronismo, tendrá la obligación de reinventarse, y sobre todo, intentar revitalizar alianzas que en otros momentos de la historia le han dado poder.

Por ahora, se vio un pequeño triunfo de esos sectores, ya que, tras la marcha de la CGT, se postergó el debate sobre la reforma laboral.

Ahora bien, aparezcan o no algunas acciones novedosas, lo que es un hecho, es que el final de 2025 y lo que se avizora para 2026, será conflictivo.

Esto trae la ruptura de la “normalidad”, o una nueva “normalidad”, donde se demandará para los actores políticos mayor exposición, con exigencias de posicionamientos muchas veces incómodos, pero inevitables.

Los intendentes y los concejos deliberantes tendrán mayor nivel de exposición, porque habrá mayor nivel de demanda de parte de una ciudadanía que va aumentando, también inevitablemente, su nivel de participación en alguno de los bandos o bloques.

Para ilustrar con un ejemplo, la reforma laboral comenzará a debatirse en ámbitos donde todavía no se discute. En cada lugar de trabajo irá apareciendo alguien que plantee el tema, haciendo que vaya siendo inevitable informarse y tomar postura.
Lo mismo pasará con temas como el previsional, o el educativo.
Esto moviliza, inevitablemente, y trae más demanda hacia los representantes políticos.
Con el problema agua/minería, los valletanos ya lo sabemos, ya lo conocemos.

La instalación del tema va generando que las personas tomen posición, y accionen en función de eso.
Lo vimos, por ejemplo, en el incómodo lugar que tuvo que tomar el intendente de San Carlos, que comunicó mediante un video un posicionamiento que le valió apoyos y críticas.

Esto es parte de lo que parece venirse, porque en tiempos de conflictividad, la toma de posición es imposible de esquivar, porque el silencio también comunica. Esto es válido para los actores políticos, pero también para la ciudadanía en general.

Ante un escrache, hubo quienes defendieron esa acción y quienes la reprobaron. Lo mismo pasa ante las detenciones a manifestantes: hay quienes lo ven como legítimo y lo apoyan, y quienes denuncian esa acción como atropello y violencia.

El lugar de la falsa neutralidad se achica en estos tiempos, y suele agrandarse el de la doble moral.

La imaginación, el pensamiento, las acciones estratégicas de alianzas y la aparición de lo novedoso, deberán ser más atendidos que en tiempos de paz.

Desde aquí, celebro siempre la democracia, y deseo que sea la política la que encuentre o genere espacios para el debate y la solución pacífica de los problemas.

Caso contrario, ya lo hemos dicho, aparecerán las violencias como protagonistas, algo que la gran mayoría de las personas rechazamos, estemos en el grupo, bando o lado en el que estemos.

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